Don Alonso, con permiso:

Dice de ti D. Miguel de Cervantes: «Quieren decir que tenía el sobrenombre de Quijada o Quesada, que en esto hay alguna diferencia en los autores que de este caso escriben. Aunque por conjeturas verosímiles se deja entender que se llamaba Quejana». Y, más tarde, cuando relata que al cabo de ocho días te viniste a dar a ti mismo el nombre de «Don Quijote«, dice: «… de donde, como queda dicho, tomaron ocasión los autores de esta tan verdadera historia que, sin duda, se debía llamar Quijada, y no Quesada, como otros quisieron decir».

Pues no, D. Alonso, no. D. Miguel de Cervantes no estuvo acertado cuando con su ágil y esplendorosa pluma afirmó que de ti decían que eras Quesada, Quejana o Quijada. No, D. Miguel no estaba en lo cierto. Por eso se lo dices tú, al final de tus días: «Dadme albricias, buenso señores, de que ya no soy Don Quijote de la Mancha, sino Alonso Quijano, a quien mis costumbres me dieron renombre de ‘Bueno’. Ya no soy enemigo de Amadís de Gaula…». Eras Quijano, sin duda. Era de esperar. No hay más que leer tu historia para averiguarlo. Tus parientes Quijano se identifican mucho contigo y éso no puede ser de otra manera más que si por nuestras venas corre sangre quijanuda, como quijanuda era la sangre que seguro de ti brotaba cuando rodaste muy maltrecho por el campo, al embestir con el primero de los molinos que gigantes creías.

Como tú, los Quijano somos soñadores, ingenuos e ingeniosos, valientes y decididos, enamorados y fieles, a veces algo locos, a veces cuerdos, tristes, bondadosos siempre…

En el IV Centenario de tu existencia, tus parientes queremos hacerte un homenaje. Celebraremos contigo la I Gran Quijanada que presidirás tú… Don Quijote, Don Alonso Quijano el Bueno.

MPDQ